Médico asegura estar listo para realizar el primer trasplante de cabeza en humanos
El mundo de la medicina está a punto de enfrentarse a uno de sus mayores desafíos éticos y técnicos. El trasplante de cabeza humana podría estar más cerca que nunca, según informa Popular Mechanics, aunque la comunidad científica mantiene serias dudas sobre su viabilidad y las implicaciones éticas que conlleva.
La historia de los trasplantes de cabeza se remonta a más de un siglo. En 1908, Charles Guthrie logró trasplantar la cabeza de un perro al cuello de otro, manteniendo el flujo sanguíneo durante unas horas. Esta hazaña científica posiblemente le costó el Premio Nobel, que fue otorgado únicamente a su compañero de investigación.
El campo de los trasplantes de cabeza ha estado marcado por experimentos controvertidos y avances graduales. En los años 50, el cirujano soviético Vladimir Demikhov realizó trasplantes en perros que sobrevivieron hasta un mes. Más tarde, en los 70, Robert White logró que un mono trasplantado viviera ocho días con capacidad para ver, oír y hasta morder, algo que le valió el apodo de «Dr. Carnicero» y el rechazo público.
Actualmente, Sergio Canavero lidera esta investigación tras años de investigación en nuevas técnicas quirúrgicas en diferentes países. Su método implica un corte ultra preciso de la médula espinal y el uso de polietilenglicol para acelerar su fusión. La técnica ha generado tanto interés como escepticismo en la comunidad médica.
El principal obstáculo técnico es la reconexión de la médula espinal, algo que actualmente es imposible. Como señala Allen Furr, experto en consideraciones éticas de trasplantes, si esta técnica fuera viable, ya se estaría utilizando para tratar las 250.000 lesiones medulares que ocurren anualmente en el mundo.
Además de los retos quirúrgicos, surgen preguntas fundamentales sobre la identidad del paciente. ¿Cómo afectaría el cambio de cuerpo a la consciencia del receptor? Los científicos han descubierto que el sistema nervioso entérico, conocido como «segundo cerebro», influye significativamente en nuestras emociones y decisiones.
La calidad de vida post-operatoria es otra preocupación mayor. Los expertos advierten sobre dolor crónico severo, parálisis parcial y años de rehabilitación. El paciente necesitaría un coma inducido de hasta cuatro semanas para permitir la cicatrización medular.
Canavero ya ha realizado experimentos en animales y cadáveres humanos, aunque sus resultados son cuestionados. Su primer voluntario, Valery Spiridonov, un científico ruso con una enfermedad degenerativa, finalmente declinó someterse a la operación tras formar una familia.
El debate ético se intensifica al considerar que un donante con muerte cerebral podría salvar múltiples vidas donando órganos individuales, en lugar de un cuerpo completo. Sin embargo, Canavero ve el trasplante de cabeza como un paso hacia la extensión extrema de la vida y ya trabaja en su siguiente objetivo: el trasplante de cerebro en clones humanos.