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Dos kilómetros de viacrucis: Sequía abraza a las familias de San Francisco

Un baño y una lavandería improvisada, ambas a la intemperie y en plena vía pública. Allí no hay privacidad. De este modo, Ana y sus dos pequeños, de cinco y un año de edad, resuelven la sequía que abate al caserío “Los Hijos de Dios”; donde vive con su familia y que provoca que a diario tenga que caminar más de dos kilómetros para llegar hasta donde puede encontrar un poco de agua para suplir sus necesidades más básicas.

El destino de Ana y sus pequeños se encuentra en el municipio San Francisco,  kilómetro 7 de la vía a Perijá, en el tránsito de una cañada, donde justo por encima pasa una tubería madre a la que los mismos habitantes de los barrios afectados le colocaron una manguera para para poder surtirse todos los días.

En esta orilla de la carretera, kilómetro 7 de la vía a Perijá se encuentra la tubería que sirve de alivio para las familias que padecen la cruda sequía en sectores de San Francisco. Foto: Johanny Pernia

“Tengo que dejar el rancho solo y venir todos los días a bañar a los niños porque no nos llega el agua desde hace más de seis meses y los camiones cobran un dólar por pipa, una cantidad que ni siquiera tenemos para comer”, comentó la madre de familia.

Sin jabón lava su ropa en un balde viejo, dice que “sólo es para sacarle la arena”. Allí mismo la enjuaga con el agua turbia que brota de la tubería y que los hombres que están en el sitio le ayudan a sacar.

Ana llega hasta la tubería e improvisa su lavandería y baño a la intemperie. Foto: Johanny Pernia

“A veces no hay nadie que me pase los potes llenos de agua y por mi propia cuenta tengo que dejar a los niños en la orilla de la cañada y subir a la tubería para agarrar lo que pueda de agua, el otro día casi me caigo en la cañada”, relató.

Al terminar de “lavar sus trapitos”, Ana mete por turno a sus hijos en el pote con agua, los moja de pies a cabeza y los saca, no tiene toallas para secarlos, es el mismo viento el que se encarga de hacer ese trabajo.

Ana mete a sus hijos en un balde con agua, los sacude y el viento se encarga de secarlos. Foto: Johanny Pernia

Así como Ana, las familias de barrios cercanos como Los Arenales, Ricaute Fuenmayor, El Buen Vivir  3 y otros, madrugan para hacer cola y poder llenar a diario sus envases y llevar un poco de agua a sus hogares.

Familias hacen cola desde muy temprano para poder llenar sus envases con esa manguera instalada en la tubería que pasa por encima de la cañada, a todo riesgo. Foto: Johanny Pernia

Los coches viejos, bicicletas, carruchas fabricadas a medida y todo lo que tenga ruedas sirve para transportar pipas, tanques, botellones y cualquier envase que pueda contener el preciado líquido. Ellos claman por ayuda, aseguran que su viaje a diario se convierte en  “un calvario”; entre el sol, el cansancio y la necesidad que invade sus hogares.

Bicicletas, coches, carruchas de fabricación casera, lo que tenga ruedas sirve para trasladar el vital líquido. Foto: Johanny Pernia

Johanny Pernia

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