Salud

¿Y si el secreto del antienvejecimiento está en el intestino?

Pensar que el ingrediente secreto del antienvejecimiento se escondiese en el intestino podría parecer descabellado pero no lo es tanto cuando se habla de urolitinas, unas moléculas que se producen de forma natural en el intestino cuando se consumen alimentos ricos en polifenoles, como son la granada, las fresas, las frambuesas, etc.

«Al tomar alguno de esos productos, la flora intestinal transforma los elagitaninos, un grupo de compuestos fenólicos que contienen, en unas moléculas más pequeñas denominadas urolitinas, las cuales son absorbidas en el colon y alcanzan distintos órganos en los que pueden ejercer su efecto protector. Además, contienen numerosas propiedades saludables como la capacidad de frenar el deterioro de las células durante el envejecimiento», explica María Victoria Selma, investigadora del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CEBAS-CSIC) y experta en microbiota.

De hecho, en los últimos años se ha producido un creciente interés por estos últimos compuestos debido a sus propiedades antioxidantes y a sus efectos beneficiosos en la salud humana, tales como en el tratamiento y prevención del cáncer, de enfermedades cardiovasculares y de otras patologías de carácter inflamatorio y neurodegenerativas. Concretamente, a las Urolitinas se les atribuyen diversas actividades relacionadas con la mejora de la función muscular y la reducción del riesgo cardiovascular.

Hace más de una década que el grupo del CEBAS-CSIC identificó por primera vez en el mundo la producción de estas moléculas como consecuencia del consumo de los alimentos mencionados. Desde entonces, han trabajado para determinar qué bacterias de la microbiota son exactamente las responsables de producirlas. Un camino que no ha sido sencillo ya que, como indica, «nuestro intestino está poblado por billones de bacterias y solo unas pocas las producen». No en vano, han sido capaces de identificarlas –tanto en humanos como en animales– y las han investigado a conciencia hasta ser capaces de utilizarlas para producir las distintas Urolitinas fuera del intestino (mediante fermentadores de laboratorio), pero siguiendo el mismo proceso que lleva a cabo la naturaleza. De ahí que las hayan bautizado como ‘Naturolitinas’.

Según la investigadora, «en Estados Unidos ya se comercializa Urolitina de tipo A sintetizada (formulada con reactivos y productos químicos). Nuestro objetivo ha sido conseguir producirlas de forma natural, de forma que podamos evitar que se deriven residuos químicos al medio ambiente y al organismo».

Y es que se ha detectado que, si bien se trata de unas moléculas que se generan de forma natural en el organismo, existe un 10% de la población española que no las produce. Una cifra que en otros países alcanza el 33% y, además, existe un gran número de personas que las produce de forma muy baja.

En el marco del programa Prueba de Concepto de la Fundación Séneca-Agencia Regional de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia, los investigadore del CEBAS están desarrollando el proyecto ‘Implementación y validación de la tecnología para producir Naturolitinas con efecto preventivo contra el deterioro celular asociado a la edad’.

«El objetivo –explica María Victoria Selma– ha sido comprar un fermentador para optimizar la producción industrial de Urolitinas de forma similar a como se hace en la naturaleza, empleando algunas de las bacterias que tenemos las personas sanas en nuestro intestino y poderlas comercializar como un producto capaz de prevenir distintas enfermedades. A modo de complemento alimenticio».

Una vez han sido capaces de producir Naturolitinas ‘in vitro’, en este momento ya están llevando a cabo el escalado, utilizando el fermentador que han adquirido, de modo que el proceso que han optimizado a escala de laboratorio está siendo probado en un mini fermentador similar al que se usa en la industria. En el caso de conseguirlo, se podrían fabricar esas moléculas a gran escala.

«Los resultados están siendo óptimos. De hecho, acabamos de presentar una solicitud de patente europea con el apoyo del CSIC. Además, hay varias empresas con las que hemos iniciado contactos (españolas y americanas) que están interesadas en la licencia de este proyecto. Algo que no sería posible sin el desarrollo del proyecto financiado por la Fundación Séneca», comenta la responsable del mismo.

El hecho de que, en Estados Unidos, la FDA (el organismo responsable de garantizar la seguridad de los alimentos y medicamentos que se comercializan) haya aprobado el consumo en humanos de la Urolitina A, producida de forma sintética, hace pensar que la aprobación en Europa de un compuesto que, en este caso, estaría fabricado de forma natural, no tendrá ningún problema; si no todo lo contrario. Tan buenas son las expectativas que, incluso, desde el CSIC se ha propuesto crear una empresa spin-off y que sean los propios científicos quienes puedan liderar la explotación del desarrollo.

Por otro lado, los investigadores siguen trabajando en el estudio de la estructura molecular de diferentes Urolitinas ya que se ha demostrado que algunas poseen efectos para el organismo más potentes que otras.

Agencias

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