Asesina a su esposa a golpes y la llevó a un hospital simulando que se había infartado
Un nuevo femicidio se registró ayer lunes al oeste de Maracaibo, luego que hace ocho días un sujeto igualmente mató a puñaladas a su esposa en La Curva de Molina.
En esta oportunidad, un hombre identificado como José Joaquín Barraza Gamero, de cincuenta y seis años, asesinó a su mujer a golpes tras una discusión y posteriormente la llevó al Hospital Universitario de Maracaibo, simulando que le había dado un infarto.
El crimen ocurrió dentro de una vivienda en la avenida 108 del barrio 14 de Mayo, parroquia Venancio Pulgar, y la víctima respondía al nombre de Elena del Pilar Marín Morales, de cuarenta y nueve años de edad.
Parientes de la occisa informaron a autoridades policiales que Barraza comenzó a pelear con su pareja por razones que no fueron aclaradas, y luego comenzó a golpearla con los puños. Seguidamente la mujer se desplomó y su marido la trasladó inerte al HUM, tratando de engañar a los médicos alegando que ella sufría de hipertensión arterial y se había desvanecido de repente.
Al rato del deceso, funcionarios de homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas acudieron al referido centro hospitalario.
Tras tácticas de interrogatorio descubrieron que la muerte de Elena del Pilar se trataba de un homicidio y no por causas naturales, por lo que José Joaquín Barraza Gamero fue detenido y trasladado a la sede de la Policía científica, en la vía al aeropuerto La Chinita.
Tal como lo reseñó NAD el pasado 23 de octubre en horas de la madrugada, Guillermo Enrique Bozo Estrella, de cincuenta y cinco años, le quitó la vida a puñaladas a su pareja sentimental, Daira Josefina Betancourt Arroyo, de cuarenta y nueve, luego de una discusión dentro de una vivienda en el barrio Raúl Leoni del sector La Curva de Molina.
Coincidencialmente ambas víctimas tenían cuarenta y nueve años de edad y sus parejas casi las mismas: cincuenta y cinco y cincuenta y seis. Además estos dos femicidios se produjeron al oeste de Maracaibo.
En el primero de estos casos, el uxoricida habría confesado ante los detectives del CICPC que había cometido el crimen porque se le metió el demonio en su cuerpo.
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