Sucesos

Hallaron muerto a un sacerdote keniata que denunció el tráfico de indígenas en Venezuela

Un sacerdote católico de origen keniata que denunció tráfico de indígenas en Venezuela fue hallado muerto esta semana, en un caso por el que comunidades nativas exigieron este miércoles una investigación “seria y creíble”.

Josiah K’Okal, de 54 años y miembro de la Congregación de Misioneros de la Consolata, desapareció el 1 de enero después de salir de la casa de esa organización en Tucupita, en Delta Amacuro (este), en la bicicleta en la que solía trasladarse.

Su cuerpo fue encontrado colgado de un árbol un día después por habitantes de la localidad de Boca de Guara, en el vecino estado Monagas, de acuerdo con una minuta de la militar Guardia Nacional.

La comunidad indígena warao, a la que K’Okal se había dedicado en su ministerio, exigió una investigación “seria y creíble” de modo que se “aclaren las circunstancias de su muerte”, según un comunicado del Servicio de Información para las Obras Misioneras Pontificias (FIDES).

La policía ha descartado que se trate de homicidio y estudia la hipótesis del suicidio, según el diario Últimas Noticias, de línea chavista, que cita supuestos testimonios sobre depresión que sufría el religioso.

Según indica Fides, el religioso fue visto por última vez saludando a los habitantes del poblado de Janokosebe en un tramo de la autopista nacional que recorría desde la casa que la congregación Misioneros de la Consolata tiene en la localidad venezolana de Tucupita (noroeste).

El religioso se movía sin su documento de identidad ni su teléfono y en bicicleta, un medio que utilizaba habitualmente ya que “solía hacer actividad física” por su pasado maratonista en Kenia.

“Querido hermano, que tu alma descanse en paz. Gracias por tanto amor por esta tierra venezolana, gracias por ser un gran misionero”, escribió la congregación de misioneros en su página de internet.

K’Okal nació en Kenia el 7 de septiembre de 1969 y llegó a Venezuela tras ordenarse sacerdote en 1997.

Nacionalizado venezolano, el sacerdote llegó a ser superior de la delegación de los Misioneros de la Consolata en este país caribeño. Desde 2006, según el FIDES, se dedicó a estudiar la cultura y la lengua de los warao.

Terminó en 2022 una maestría en Antropología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Ecuador y trabajó en su tesis el caso de waraos desplazados a Brasil y hacinados en centros de refugiados.

De hecho, denunció tráfico de indígenas en Delta Amaruro, en medio de una masiva migración por la crisis económica venezolana.

“Su desaparición y repentina muerte al inicio de este nuevo año nos asusta y entristece, porque hemos perdido a un dedicado cuidador y defensor de nuestros pueblos y realidades amazónicas”, expresó en una nota de duelo la Red Eclesial Panamazónica.

Reconocido como el misionero “de la gran sonrisa”, los indios Warao destacaron “la cercanía y el diálogo” del religioso y “su dedicación y servicio al pueblo venezolano”.

Con informacion de Infobae

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba