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Identifican a violador que aterrorizó a Sídney por 37 años: «Era un padre y un abuelo ejemplar»

Treinta y siete años después de la primera de una serie de violaciones perpetradas por «la Bestia de Bondi», la Policía australiana ha podido cerrar las investigaciones de estos casos al identificar al violador en serie que aterrorizó a la ciudad de Sídney durante casi dos décadas.

Ese hombre que violó – o intentó violar- a unas 31 mujeres entre 1985 y 2001 en los apacibles barrios de la ciudad de Sídney, donde se encuentra la famosa playa de Bondi, se llama Keith Simms, según desvela un reportaje especial del programa 60 minutos, que se emitirá el próximo domingo.

El descubrimiento cierra un caso tras cuatro décadas de investigaciones pero irónicamente llega meses después de que Simms muriera el pasado febrero a los 66 años.

La identificación de Simms parece inequívoca ya que las sofisticadas técnicas genéticas para identificar los cromosomas determinaron que las muestras de semen de doce de las víctimas coinciden con las suyas.

«No hay dos personas que compartan el mismo ADN, y por eso hemos podido llegar a esta única persona», recalcó la detective Jayne Doherty, jefa de este comando policial en las declaraciones adelantadas por el programa.

Los otros 19 casos también han sido vinculados con él, conocido además como «El violador del Parque Centennial» o «El violador del chándal», por el modus operandi.

Este violador generalmente atacó a mujeres de entre 13 y 55 años que practicaban algún deporte tanto en el famoso parque Centennial, que es como un pequeño bosque dentro de los barrios del este, o en los senderos costeros entre las playas de Bondi y Coogee.

En otros casos las mujeres fueron violadas en sus casas mientras dormían.

«Estaba tan asustada… Sentí que no estaba sucediendo, que era una pesadilla», recordó Jennifer, una enfermera que no quiso dar su apellido y tenía 33 años cuando fue violada en un piso en Randwick en 1987, según publicó esta semana el diario Sídney Morning Herald.

Si bien las víctimas tienen algunas incongruencias en las descripciones del atacante- como la estatura que variaba entre 1.60 y 1.80 metros- todas recalcaron que tenía la tez y el cabello oscuro y ondulado, además de ojos marrones y nariz ancha.

«Había muchas similitudes: estaban los delitos que se cometían en las casas de la gente en medio de la noche. Y en casi todos los casos en los que se entró en una vivienda, fue en las mismas circunstancias», explica la detective Shelley Johns en el adelanto del programa.

La primera pista genética sobre las violaciones atribuidas a Simms, cuya familia quedó conmocionada por la doble vida de quien creía era un padre y un abuelo ejemplar, se conoció en 2005, cuando se vincularon con ese hombre cinco casos ocurridos a principios de siglo en el cementerio de Randwick, cerca de Bondi.

Después, la Policía creó una fuerza especial para revisar las pruebas, una tarea que permitió expandir las investigaciones a los 31 casos que se conocen actualmente.

Hace tres años, los expertos forenses pudieron reducir, gracias a los análisis de los cromosomas y de las evidencias, el número de sospechosos a 324 hasta que finalmente el 3 de septiembre pasado determinaron que Keith Simms era «la Bestia de Bondi».

Agencia

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