Michael J. Fox: «Si este es el final de mi carrera, que lo sea»
El actor Michael J. Fox anunció su intención de dar un paso atrás en el mundo de la interpretación y ya prepara su retiro. Así lo contó en el libro de sus memorias, lanzado la semana pasada en los Estados Unidos y titulado -en un guiño a la trilogía de Volver al Futuro que lo lanzó a la fama a finales de los noventa- No Time Like Future (No hay otro tiempo mejor que el futuro).
Según explica en el libro, Fox está planeando lo que denomina «un segundo retiro», tras el que ya pergeñó hace más de dos décadas, cuando anunció que había sido diagnosticado con Parkinson. Ahora su delicada salud también vuelve a frenarle.
No se trata solo de la enfermedad degenerativa que sufre desde mediados de los noventa, sino de nuevas complicaciones.
Como reveló en estas memorias, su sufrimiento fue inmenso hace dos años, cuando tuvieron que operarle de un tumor (finalmente benigno) en la espalda, en una cirugía que lo obligó a aprender a caminar de nuevo, y que se complicó con una caída en su casa que le causó un conato de depresión.
En opinión del intérprete, «hay un momento para todo». «Y mi momento de dedicar 12 horas de trabajo al día, de memorizar siete páginas de diálogo, ya quedó atrás.
Al menos por ahora», aseguró en sus memorias. «Siendo justo conmigo mismo, con productores, directores, editores y con los pobres atribulados supervisores de guion, por no hablar de los actores que merecen un poco de paz, me dispongo a entrar en un segundo retiro», escribe. «Eso podría cambiar, porque todo cambia, pero si este es el final de mi carrera actoral, que lo sea».
«El trabajo como actor no me define», afirma Fox en el volumen, tal y como publica la revista People. «La incipiente disminución de mi capacidad de asimilar palabras y repetirlas textualmente es solo el más reciente de mis problemas», escribe.
«Hay razones por las que me cuesta memorizar: pueden ser la edad, los problemas cognitivos a causa de la enfermedad, las distracciones de las constantes sensaciones que me provoca el Parkinson o la falta de sensibilidad por la médula espinal; pero lo veo como un mensaje, un indicador», afirma.
Según contó hace unas semanas Fox a People, su memoria a corto plazo estaba «destrozada». «Siempre he tenido una gran capacidad para la memorización y los guiones y he pasado por situaciones extremas en mi último par de trabajos donde tenía partes con muchísimo texto y he sufrido mucho en ambos», recordaba.
Durante este tiempo fueron claves en su vida su esposa, Tracy Pollan, y sus cuatro hijos. Sam, el mayor, ya tiene 31 años, y tras él están las gemelas Aquinnah y Schuyler, de 25, y Esmé, de 19.
Estas no son las únicas habilidades que empiezan a fallarle a Fox. Ya no toca la guitarra, ni dibuja tan bien como solía: «Y nunca bailé bien y actuar se empieza a hacer cuesta arriba. Así que me dedico a escribir. Por fortuna, lo disfruto mucho».
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