Chilenos rechazaron la nueva Constitución

«El rechazo se está imponiendo en todas las regiones», señaló la televisión chilena
Chile dijo «no». El laboratorio de experimentación política que es desde hace tres años el país sudamericano entró en una zona de incertidumbre este domingo al rechazarse en forma contundente el texto de la nueva Constitución que debía reemplazar a la sancionada por la dictadura de Augusto Pinochet en 1980.
«El rechazo se está imponiendo en todas las regiones», señaló la televisión chilena avanzada la noche. Escrutado el 72,2% de los votos, el «no» ganaba por 62,2 a 37,8%.
Chile decidió este domingo rechazar ampliamente la propuesta de una nueva Constitución.
Con el 72% de las mesas escrutadas, el «rechazo» tiene casi un 62,2% de votos por el 37,8% del «apruebo».
La victoria del «rechazo» es vista ya como irreversible y mantiene abierto el proceso de cambio constitucional que se presentó como solución para resolver las tensiones del estallido social de 2019.
Tras aprobar redactar una nueva Constitución (en 2020) y elegir a los miembros de la Convención para escribirla (en 2021), el país decidió finalmente a través de un plebiscito obligatorio este domingo rechazar la Carta Magna propuesta.
El resultado de la Convención, compuesta de forma paritaria por mujeres y hombres, fue un texto que consta de 178 páginas, 388 artículos y 54 normas transitorias que fue ampliamente rechazado.
Conforme fue trabajando la Convención y tras conocerse el texto propuesto se agudizó la división en el país, que en 2020 votó por una abrumadora mayoría de casi el 80% por cambiar la Constitución de 1980, solución que nació como respuesta al estallido social de 2019.
La coalición de gobierno que lidera el presidente Gabriel Boric había propuesto cambios incluso si la Constitución se aprobaba, en un intento de mitigar los miedos de los partidarios del «rechazo» ante ciertas propuestas del texto que veían como «radicales».
Boric, que defendía el «apruebo», convocó para este lunes a todos los partidos para dar continuidad al «proceso constituyente».
«Puedo garantizar que nuestra voluntad y nuestra acción, independiente de cual sea el resultado, será convocar a una amplia unidad nacional de todos los sectores», dijo Boric, elegido como presidente en diciembre de 2021, al votar la mañana del domingo.
Con el triunfo del «rechazo» la Constitución de 1980 seguirá vigente pese a que la abrumadora mayoría (casi 80%) votó por su reemplazo.
Se espera ahora que haya algún tipo de acuerdo entre sectores políticos para modificar el texto actual o proponer la redacción de otra nueva versión de Carta Magna.
Su gesta
El resultado fuerza al presidente Gabriel Boric, con 36 años, el más joven de América Latina, a exhibir toda su habilidad política para cumplir con el mandato del plebiscito de octubre de 2020, cuando un 80% de los votantes votó a favor de sancionar una nueva Ley Fundamental. Pero en los 23 meses que transcurrieron desde entonces, muchas cosas sucedieron en el país.
El entonces presidente Sebastián Piñera, de centroderecha, dejó el poder tras el triunfo de Boric en diciembre de 2021, al frente de una coalición que instaló en el Palacio de La Moneda al gobierno más de izquierdas desde el de Salvador Allende en los ’70. La convención constituyente votada en 2021, de sesgo izquierdista y rompedor, alumbró un texto que se tornó indigesto para buena parte de aquel 80 por ciento a favor del cambio.
Así, la ambición de una Constitución que entierre el último legado pinochetista quedó congelada. El desafío de Boric es que sea un congelamiento solo temporario.
«Lo importante para el presidente es terminar su gobierno con un nuevo texto, sin la Constitución de Pinochet», explicó aEL MUNDO Cristóbal Bellolio, académico de la escuela de gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.

El presidente convocó para este lunes a los representantes de los principales partidos políticos a La Moneda. Boric está obligado ahora a tranquilizar a dos flancos: a aquellos que se opusieron a la nueva Constitución desde la moderación y a los de su sector político que ansían enterrar el texto de 1980. Lograr un punto de encuentro entre ambos sectores sería la clave de bóveda para transitar sin turbulencias excesivas un mandato que lleva seis meses, pero que por lo intenso parecería haber comenzado hace dos años.
«¿Qué es lo que se espera de mí el 4 de septiembre? ¿Qué señales debo entregar a la ciudadanía?», se preguntó Boric en los últimos días según el periódico «La Tercera». La conclusión fue clara: el inquilino de La Moneda necesita llamar a la unidad. Y dar pasos en ese sentido. Para entender cómo hacerlo y recibir consejos se reunió con el ex presidente Ricardo Lagos, que se convirtió en un influyente crítico de las formas del proceso que se está viviendo en el país.
«Lo que tenemos acá es un estado de odiosidad», sintetizó Lagos. De las conversaciones entre el ex y el actual presidente salió el discurso que Boric comenzó ya a intensificar el mismo domingo, tras votar.
«Puedo garantizar que nuestra voluntad y acción, independientemente del resultado, será convocar a una amplia unidad nacional de todos los sectores, de las organizaciones sociales, de la sociedad civil, de los partidos políticos, queremos escuchar todas las voces para poder seguir adelante con este proceso», aseguró.
«Las divisiones no nos hacen bien, y cuando nos unimos es cuando sale lo mejor de nosotros, de nuestra identidad», añadió el presidente, que en sus seis primeros meses de mandato se ha mostrado más como un socialdemócrata que como un apéndice controlado por el Partido Comunista, que era el temor esparcido por sus detractores. Desde esa relativa moderación, si Boric muestra pericia política podría salir ganando más allá del resultado del referéndum.
«El presidente es el que en los momentos complicados tras octubre de 2019 le dio luz verde a este proceso, es quien lo impulsó», recuerda Bellolio.
«Ahora tiene la oportunidad de encabezar un nuevo proceso que no esté dominado por el octubrismo duro, por la izquierda más radical de la coalición de gobierno. Y generaría un cambio de fuerzas, el comunismo más duro perdería frente al socialismo democratico, que puede echarle en cara al comunismo que desperdició una oportunidad histórica. El gobierno se moderará, y eso ayudará a Boric».
La propuesta de Constitución rechazada era de las más extensas y detalladas del mundo. Aquellos que la defendían argumentaron que se necesita ese nivel de detalle para «blindar» un Chile que se aleje del neoliberalismo y refuerce su perfil social. Los más críticos, este domingo ganadores, insistieron, en cambio, en que el texto rechazado atenta contra la estabilidad y el desarrollo económicos que mostró Chile en las últimas décadas y lo encaminaba hacia el modelo venezolano.
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