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Terror en Argentina: Metió a su bebé en la lavadora tras golpear a su esposa y se fue a dormir

“No tengo idea cómo se lastimó”, dijo inalterable LDD (sus iniciales, para mantener en reserva la identidad de su hija) cuando la policía se presentó en su casa de la localidad bonaerense de Quilmes y lo “despertó”. La frase hacía referencia a su hija, una beba de poco más de un año que, literal y milagrosamente, había sobrevivido a una madrugada de terror.

Empezó con una discusión entre LDD y quien entonces era su pareja, M. No era la primera vez que él pasaba de la violencia verbal a la física con su mujer, pero aquella noche el ruido de los golpes sobresaltó a la nena que tenían en común, y fue ella la que se llevó la peor parte.

Durante casi cuatro horas el interior de la casa ubicada en la calle 802 al 2800 fue escenario de un calvario dantesco, que tocó su punto culmine cuando LDD tomó por los tobillos a su hija y la sumergió cabeza abajo en un lavarropas cargado de agua. El caso, uno de los más aberrantes de los últimos años, se resolvió con una condena de 16 años y seis meses de prisión por intento de homicidio.

“Llora todo el día”

Cerca de la una de la madrugada la beba se despertó llorando, asustada por los gritos y los golpes, y su llanto enfureció a LDD, que hasta ese momento había dirigido toda su violencia contra su mujer. “Esta pendeja de mierda llora todo el día, me tiene podrido, si en una semana no la calmás, te la saco afuera, y ahora no quiero que duerma en mi cama. Se va a cagar de frío, que duerma en una almohada en el piso.. (sic)”, vociferó según consta en la causa, a la que tuvo acceso TN.

M obedeció con la esperanza de que él se calmara y también se acostara a dormir, pero LDD estaba muy lejos de calmarse. Cuando empezó a pegarle golpes de puño a la beba, la mujer se la sacó de los brazos y corrió con ella a encerrarse dentro de una habitación. Tampoco esto frenó al violento, que abrió la puerta de una patada y la atacó a ella con un palo.

“Dejá de llorar porque te voy a dar más palazos”, le gritaba a M, que ya había empezado a sangrar por un corte profundo en la cabeza. La nena también seguía llorando y fue entonces cuando LDD cambió abruptamente su foco de atención.

Agencias

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