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¿Vida extraterrestre?: Así es Titán, una luna de Saturno y el suelo más lejano conquistado por el ser humano (Vídeo)

El 14 de enero de 2005, el ser humano conquistó un logro aún no superado. La sonda Huygens de la Agencia Europea del Espacio (ESA), un aparato con aspecto de tartera metálica de 1,3 metros de diámetro, descendió en paracaídas sobre Titán, la mayor de las lunas de Saturno, y se posó indemne en su superficie.

Durante 90 minutos, Huygens transmitió un valioso caudal de datos del satélite, incluyendo imágenes de aquel remoto paraje. La gesta de Huygens permanece como el suelo más lejano en el que se ha posado una sonda de fabricación humana. Pero el regreso a Titán ya está en el horizonte.

En 2026, la misión Dragonfly  (“libélula”) de la NASA despegará para llevar allí un dron capaz de rastrear aquel mundo en busca de la respuesta a una pregunta intrigante: ¿podría haber vida en Titán?.

Titán es uno de los mejores candidatos del Sistema Solar para albergar vida microbiana extraterrestre, ya que es la única luna con una atmósfera densa —compuesta sobre todo por nitrógeno— y con lagos líquidos en su superficie, formados por hidrocarburos como metano y etano. No obstante, el agua también está muy presente, a ras de suelo solo en forma de hielo, pero de forma extensiva en un océano líquido subterráneo. Si es posible la vida con una química diferente a la terrestre, Titán podría ser el lugar para encontrar microorganismos basados en el metano del agua, cuya existencia aún es solo hipotética.

El interés por explorar el sistema de Saturno con mayor profundidad llevó a la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Italiana a colaborar en el diseño de la misión Cassini-Huygens, lanzada en 1997 y compuesta por el orbitador Cassini y la sonda de aterrizaje Huygens. Cassini entró en la órbita de Saturno en 2004 y estudió el planeta anillado y sus lunas durante 13 años. El 25 de diciembre de 2004, Cassini liberó a Huygens en el primer intento de posar un artefacto en la superficie de un mundo del Sistema Solar exterior.

Huygens estaba diseñado tanto para tocar suelo sólido como para flotar, ya que no se sabía si encontraría tierra firme. Después de un descenso de dos horas y media a través de la atmósfera, y con la ayuda de tres paracaídas, la sonda se posó en un suelo con la consistencia de arena blanda y mojada, poblado por pedruscos de agua congelada. 

Los instrumentos científicos revelaron cuáles eran las condiciones en la superficie de Titán: una temperatura de -170 °C, una presión atmosférica algo mayor que la terrestre, vientos ligeros y presencia de dióxido de carbono y compuestos orgánicos.

La misión fue todo un éxito, si bien un fallo parcial en el sistema de comunicación con su enlace en órbita, la Cassini, provocó la pérdida de la mitad de las fotos tomadas por la sonda. Pese a ello, las 350 imágenes que pudieran recuperarse fueron un tesoro que mostró a los investigadores un mundo anaranjado y envuelto en una neblina espesa, con evidentes huellas de erosión líquida.

Vía Cerebro Digital y BBVA OpenMind

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